Viajar en avión (versión 2)

Las aerolíneas sirven menú infantil, y suelen tener «potitos» -alimento en puré envasado-, pero tienes que solicitarlos cuando realizas la reserva.
Como puede que a tu hijo no le guste o no esté acostumbrado a este tipo de comida, para no verte en un problema ten en cuenta que según el tipo de avión, algunos tienen horno y otros sólo te pueden calentar lo que lleves poniéndolo en un vaso con agua caliente y el recipiente dentro. Usando esta especie de baño maría improvisado, la comida nunca se calentará lo suficiente.
Lo más seguro es preparar las comidas habituales y llevarlas en pequeños termos.

Consejo: Unas semanas antes de viajar, prueba termos para comprobar que mantienen efectivamente caliente la comida durante el tiempo deseado; esto es fundamental sobre todo si el viaje es muy largo.

Lleva suficientes por si hay retrasos, más una muda de ropa para el niño y otra para ti, por si te manchas.
En los aviones suelen tener un baño con cambiador, pero si tu hijo ya es muy alto, puede que se te dificulte el cambiarlo. Las azafatas suelen darte alguna solución, o ayudarte si es muy dificultoso; no dudes en pedir ayuda.
Otra solución es ponerle 2 pañales y… ¡¡¡a cruzar los dedos!!!

Llévalas siempre con su prescripción médica, ya que pueden pedírtela -en particular si se trata de medicación neurológica-.
Otro detalle importante es que lleves con tus efectos personales los últimos estudios del niño.
Su historial médico, si tiene alguna operación reciente, la cartilla de vacunas y todo lo que defina su situación médica. Puede que tengas que realizar una consulta mientras estés de viaje, y es mejor tener toda la información del niño contigo. En relación a este tema, averigua en el consulado del país al que viajas o con la médica de cabecera, si el destino al que te diriges, requiere algún tipo de cuidado particular o vacuna especial.

Llévate algo que le encante o con su música y sus películas preferidas.
Todas esas pequeñas cosas como también su manta, su babero, su biberón, o su cuchara, y representan sus cosas de todos los días, puede ayudar a que este ambiente tan raro para él, no sea demasiado hostil.

Las compañías aéreas te las facilitan, pero generalmente son muy livianas, y si el niño tiene una mala regulación de la temperatura -sobretodo de noche-, puede pasar frío.
Recuerda que la temperatura del avión habitualmente es baja.

Si viajas con un bebé pide una cuna de viaje, pero resérvala por teléfono y con antelación.
Generalmente las aerolíneas suelen darte los primeros asientos, que además de tener espacio para estas cunas, son más cómodos y podrás estirar las piernas mejor.

En el avión suelen tener, pero es mejor llevar las marcas o sabores a los que esté acostumbrado nuestro viajero estrella. Otra buena opción son los yogures y las gelatinas. Ponlos en una bolsa térmica con el nombre del niño, y pídele a las azafatas que te los guarden en el refrigerador.
Esta opción ayuda mucho ya que el viaje puede resultar perfecto, pero siempre es una situación extraña o tediosa para los niños: tú no te agobies.

Tema difícil si los hay, ya que sobre todo en el caso de las sillas de ruedas, suelen haber bastantes riesgos.
Os paso a contar…
Si tu hijo usa silla de ruedas o carrito de bebé, puede ir con una o con el otro hasta la puerta del avión; es decir: desde la puerta de embarque hasta la entrada misma de la aeronave.
Allí llegas con el cochecito, y ya la compañía se encarga de bajarlo por una puerta lateral en una plataforma hasta la bodega.
Lo mismo sucede con la silla de ruedas: sacas al niño de la silla y entras con él en brazos hasta tu asiento. Aunque tu niño sea pequeño, te conviene tener el servicio que prestan los grandes aeropuertos, ya que aunque entres primero, enseguida comienza a llegar toda la gente y es un poco dificultoso. Solicita esta asistencia en el momento de la reserva.

También te conviene reservar los asientos más cercanos a la puerta de entrada al avión, para no recorrer todo el pasillo con el niño en brazos.
Hasta aquí, todo más o menos normal.
El problema no suele estar con los carritos de bebé, ya que tienen muy pocas piezas en juego y son bastante robustos, pero con las sillas de ruedas, ¡es otra historia muy diferente!
Nuestras sillas son generalmente delicadas y quienes las cargan en la bodega no suelen tener mucha suavidad (por decirlo de la manera más amable posible); por la cantidad de piezas especiales y anclajes comprometidos, es raro que no se desajuste o rompa algo.
Si esto te pasara no te vayas del aeropuerto sin pedir una hoja de reclamación. La aerolínea debe hacerse cargo de reparar lo necesario.
Para mas seguridad, graba un vídeo o saca fotos con tu móvil la silla ya en el aeropuerto antes de subir al avión, y cuando te la devuelvan a la llegada. En los casos que conozco, se han hecho cargo de arreglarlas.