¿Cuál es la mejor época para viajar?
En general, ya no por una cuestión climática, sino de volumen de turistas, recuerda que fechas como Semana Santa, Navidades, los meses pico de vacaciones en cada hemisferio (que son los de verano para vacaciones largas, y los de invierno para un receso más corto), o celebraciones culturales locales importantes -salvo que sean estas las principales motivaciones para tu viaje-, suelen traer complicaciones, como la saturación en aeropuertos, hotelería, parkings, restauración, medios de transporte público, coches de alquiler, baños adaptados en lugares públicos, playas, piscinas, pistas, etc.
Ya estarás pensando que el mejor momento para ir de vacaciones, es cuando el tiempo y el dinero te lo permiten. Y tienes toda la razón…
Pero más allá de las vacaciones formales, cuando solemos ir a lugares conocidos porque sabemos lo que nos vamos a encontrar (repitiendo a menudo sitio o casa, puesto que tenemos todo organizado), están esas ciudades a las que quizás podemos dedicar 4 ó 5 días y que siempre nos quedan en el tintero cuando pensamos en desplazarnos con sillas de ruedas, carritos de bebé o cualquier otra circunstancia que nos haga ser más conservadores.
Aquí van algunos consejos antes que te veas ya en ese destino, descubras que tal vez la elegida no era la mejor época del año para el mismo, y decidas tirarte de un cerro (OK, un toque exagerado tal vez; digamos simplemente: arrepentirte).
Si tu destino está cerca del Mediterráneo, o su clima es bastante cálido (y está en el hemisferio norte), no te recomendamos visitarlo en julio o agosto.
Señalamos esto no sólo porque durante una buena parte del día deberás escapar de un sol abrasador (y con movilidad reducida esto puede significar que cada jornada se te reduzca bastante), sino porque es común en estos destinos que en estos meses de verano las temperaturas mínimas no bajen lo suficiente, ni aún por las noches, lo que puede resultar muy agobiante y hasta contraproducente para muchos viajeros de nuestro colectivo.
De más está decir que si escoges un destino de playa, claro que el verano es el mejor momento; sólo asegúrate de saber de antemano si el mismo ofrece playas accesibles.
Si en lugar de viajar hacia o dentro del hemisferio norte, lo haces hacia el sur, los meses más cálidos serán los de diciembre y enero.
Si tu destino por el contrario se encuentra en una zona muy fría (y está en el hemisferio norte), no te recomendamos visitarlo en los meses de diciembre y enero.
Es muy probable que por las muy bajas temperaturas, la nieve o el hielo, tus paseos por dicho lugar se vean dificultados o hasta imposibilitados (ten en cuenta también que hay atracciones que pueden cerrar debido a estos factores).
Si el clima en general te obliga a estar encerrado en hoteles, bares, restaurantes u otro tipo de establecimientos, tu experiencia de viaje puede verse muy disminuida.
Por supuesto te hacemos la recomendación inversa al caso anterior: si vas buscando destinos de nieve porque tienes la intención de, por ejemplo, esquiar, claro que estos meses son los ideales; sólo tendrás que asegurarte que tu destino ofrezca actividades adaptadas.
Si el lugar en cuestión se halla en el hemisferio sur, los meses más fríos serán julio y agosto.
La congestión turística en las principales atracciones, aunque puedas pasar primero con tu silla o carrito de bebé, hará que te encuentres con largas filas de gente que en ciertos lugares históricos (con accesos no todo lo amplios que nos gustaría), deberán moverse para que tú accedas, y esto sumado al calor o al frío pueden hacer de tu visita una auténtica pesadilla.
Esto mismo nos sucedió a nosotros con nuestro hijo en silla de ruedas en el acceso al palacio de Versailles, a museos muy icónicos como el Museo de Historia Natural en Londres, o la Capilla Sixtina en el Vaticano.
Sabemos también que estos meses son siempre más caros.
Si has reservado con mucha antelación y te beneficias de un descuento importante en traslados y hospedaje, ten también en cuenta los demás gastos como comidas y consumos que te ayuden a contrarrestar el clima desventajoso.
En general, por todos estos elementos que hemos señalado, es habitualmente buena idea pensar en meses de primavera u otoño para viajes que no estén limitados por una fecha concreta (desde luego, si quieres ir al carnaval de Río de Janeiro, no te quedará otra opción que ir a Brasil en febrero).
Estos meses que no son «ni muy fríos ni muy cálidos», suelen ser también meses de temporada baja, cosa que te resuelve no sólo no congelarte ni asarte, sino a la vez no volver demasiado pobre…
Esperamos desde el equipo de Outhecave, que estas recomendaciones tan sencillas te sean de utilidad y que nos cuentes tus experiencias para que juntos podamos encontrar las mejores soluciones.
(ilustraciones de Vecteezy)